Cosmogonia, Hesiodo, 720 ac. Grecia, Genesis Biblia griega
Génesis Biblia Griega
Cosmogonía
En primer lugar existió el Caos.
Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo.
En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro.
Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos.
Del Caos surgieron Erebo y la negra Noche.
De la Noche a su vez nacieron el Eter y el Día, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Erebo.
Gea alumbro primero al estrellado
Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses.
También dio a luz a las grandes Montanas, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes.
Ella igualmente pario al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio.
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